por Alberto Buitre 

Los mandan de quien sabe qué oficina o escondrijo, pero las amenazas contra #YoSoy132 en Hidalgo son ciertas. Los quieren amedrentar para desbarrancarlos, metafórica y explícitamente, de la escena local. Es el sueño del nuevo PRI neurótico e ignaro, creado en el último sexenio estatal. Un partido que, lo que no comprende, lo ataca; como un cachorrito que se va a mordidas contra el primer objeto que no descifra.

Y sin embargo, la fuerza estudiantil es indestructible. Ya incluso quisieron sembrarle un grupo “disidente”, vía el Frente Juvenil Revolucionario priísta. Por supuesto, la iniciativa ya fracasó, aunque hubo algunos distraídos que cayeron en su trampa mediática. Un peladito de diez muchachos adscritos a las redes juveniles y de ciberactivistas del PRI, como tantos tristemente les abundan. Nada, pues.

«Vamos a amenazarlos. Qué buena idea», seguramente pensó por ahi algún imitador de Maquiavelo, desesperado por agradar a su jefe. Por eso dudo que el Gobierno del Estado y su titular, Francisco Olvera, se atrevan a solapar cualquier acto de violencia contra los estudiantes de #YoSoy132 en Hidalgo. Como diría el clásico: son pocos a los que se les cae una piedra en el pie. Y no sólo porque existe una amplísima red de organizaciones, activistas, periodistas, partidos y estructuras nacionales e internacionales que protegen a los estudiantes, sino que, al final de cuentas, ya se le hizo muy tarde al PRI para intentar frenar lo que es un río irrefrenable, indiscutible e inevtable.

@albertobuitre